Page 36 - Costa Live Magazine
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> Empordà: Pueblos
An einem frühen Morgen im April machen wir uns auf den Weg in die Stille. Die  ndet man bereits nur wenige Kilometer von den Stränden der Costa Brava entfernt in den kleinen mittelalterlichen Dörfern des Empordà. Hier schlagen die Uhren langsamer.
In einem betagten Mercedes schlängeln wir uns gemütlich zwischen wei- ten Wiesen und Olivenhainen vorbei an einer mümmelnden Schafherde. Über uns strahlt blauweiß die Unendlichkeit des südlichen Himmels. Heute gilt weniger Tempo ist mehr: mehr Eindruck, mehr Erlebnis, mehr Genuss. Immer online, immer erreichbar - heute sind wir es nicht. Die Welt dreht sich Tag für Tag immer schneller, Zeiten der Ruhe sind selten geworden. Um so wichtiger ist es, die Stille neu zu entdecken.
Entschleunigung steht auf unserem Programm. Atemlos durch Raum und Zeit war gestern. Heute tingeln wir bewusst langsam durch stille Gassen, einsame Landschaften und verträumen die Siesta zwischen uralten Mau- ern romantischer mittelalterlicher Orte.
Einer dieser Orte auf unserem Aus ug in die Stille vergangener Tage ist Vulpellac. Hier ragt eine steinerne Burg aus dem 13.-16. Jahrhundert über die schiefen Dächer der Dorfhäuser. Die daran angebaute Kirche war früher die Burgkapelle. Wir bewundern blühende Ranken und üppige
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Augenblicke der Stille Momentos del silencio Moments of peace
Un instant de silence
Temprano por la mañana, en un día de abril, tomamos el camino al silencio. Se puede encontrarlo sólo algunos kilómetros de la playa, en los pueblos medievales del Empordà. Aquí, el tiempo pasa más lento. En un Mercedes viejo serpenteamos por grandes prados y olivars, pasan- do un rebaño de ovejas. Sobre nosotros está la in nidad del cielo azul del sur. Hoy, la divisa es menos velocidad es más: más impresión, más experiencia, más placer. Siempre en línea, siempre localizable - hoy no estamos. El mundo gira más rápido cada día, tiempos de tranquilidad son raros. Por eso, es muy importante descubrir el silencio nuevamente. Nuestro programa hoy: desaceleración. El estrés es cosa de ayer. Hoy no tenemos prisa. Callejeamos con despacio por las calles tranquilas, paisajes solitarios y pasamos la siesta entre muros antiguos de románti- cos lugares medievales.
Uno de estos lugares se llama Vulpellac. Aquí destaca el castillo, cons- truido entre los siglos XIII y XVI, que sobresale de los techos torcidos de las casas. La iglesia anejada era antes la capilla del castillo. Admira- mos plantas trepadoras  oridas y grandes limoneros. Un gato anda de puntillas por un arco. Los callejones estrechos alrededor del castillo nos absorban durante un momento, para después de unos minutos liberar-


































































































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